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lunes, 7 de diciembre de 2009

¡El Primero!


La vida es para arriesgarse. Hay quien lo hace por cualquier cosa y quien se toma su tiempo para ponderar que tanto puede uno perder.

Hace tiempo, Das Kompater dilucidaba frente al televisor, si las pelusas de su ombligo es producto de la generación espotánea o de aquellas la acumulación de mugre...

Mientras lo hacía se percató de un hecho científicamente comprobado por los estudiosos de las cosas triviales y sin importancia: Ante situaciones de peligro, los grupos de animales, congéneres y/o amigos, se pasman. 

La primera reacción instintiva es quedarse quieto, como los roedores que al ver un ave rapaz detienen su actividad, con la esperanza de que el ave no los hay visto.

Igualmente los pingüinos adolecentes, al borde de los riscos de hielo, se detienen frente al abismo, hasta que uno de ellos, sea por instinto, por valor o porque el exceso de congéneres, poco a poco lo empujan; se avienta al agua y tras de él, el segundo y así sucesivamente, van hasta que no queda uno sólo de la parvada.

Con el mismo valor, gallardía o ignorancia, Der Kompater Ponko, se aventuró en el largo proyecto de vida que signifca, la vida marital.

Así, frente al altar, junto a una hermosa Kommater Olgui, llenos los dos de sueños, ilusiones y buenos deseos, se dieron el "Si".

La catedral de Cuernavaca fue el escenario ante Dios. Mientras que en el enlace civil, ese que cuenta en los tribunales, tuvo como testigos, además de amigos y parientes en "petit commité" a un cisne. ¡Si! un hermoso plumífero albo  y encantador, que acompañó a la pareja en la firma de documentos.

Como era de esperarse, el miedo de Das Kompater, de Zottacko y Rafusun se hizo presente y bastante justificado: Ya saltó el primer pingüino... ¿quién es el siguiente?

jueves, 26 de noviembre de 2009

Laguna Verde en San Pedro de los Pinos

Plantar un árbol, escribir un libro, tener un hijo... Son el tipo de hazañas que todo ser humano debe realizar para poder decir que ha dejado su huella en el mundo. (Cualquier tipo de huella, sea una profunda y perdurable o apenas un bosquejo en la arena).

Das Kompater, mundano, como es... escribió su tesis (mayormente bajo el binomio copy-paste), secó un bonsái de apenas 15 años de edad y se empecina en comprar un perro...

Probablemente su huella en el mundo sea ligera, sin embargo, valora y aprecia las hazañas de quienes se resisten a ser atrapados por la vida ligera y convencional. Por eso, recientemente, bajo la tutela y apoyo de su padre, se comprometió en la adquisición de un departamento...

Por obvias razones, los vecinos se opusieron con mantas, manifestaciones y protestas diarias. Tanto o más enérgicas que las realizadas cuando se construyó Laguna Verde en Veracruz.

Al igual que entonces, las protestas sirvieron para dos cosas: Nada y lo mismo.

Para Das Kompater, las primeras semanas fue como si el "Día de Reyes" se replicara durante 1 mes... abrir cajas, desempacar muebles, romper envolturas.

Poco después vinieron las contradicciones: Hacer la lista de "indispensables" e ignorarla... comerse las palabras anteriores y aceptar la ayuda que Das Kompater dijo que no aceptaría... Renegar del orden y ordenarlo todo... aún así, Das Kompater se puso las pilas, hizo su primera visita al departamento de "Jarcería" donde compró Jergas (con "J") cubetas, detergentes y aromatizantes.

Luego llegaron los utensilios de cocina, las especias y el gusto por cocinar (en realidad es de comer bien... pero el salario sólo alcanza para comprar los ingredientes y viandas y para ahorrarse las propinas, impuestos y ganancias de los restaurantes, lo mejor es cocinar uno mismo.

La voz se corrió y con ella llegó el "Opening" que fue compartir la dicha de tener (como dirían los españoles) un piso.

Como todo depa de soltero, el "refri" (refrigerador-nevera-frigorífico) cuenta con más cervezas que comida.

Pero como Das Kompater es de gustos refinados, en su primera visita al Walmart compró apenas 30 Cervezas extranjeras (Guiness en su mayoría).

Y en apenas su segunda visita al Costco, una caja de vino tinto para hacer "calimochos" (Vino tinto + Soda de Cola).

Poco a poco, Das Kompater se fue adaptando a su nueva vida y los vecinos a su “poco deseable” compañía.