lunes, 5 de mayo de 2008

Voy y vengo

Entre Cuernavaca y el DF, existen poco más de 60 kms, la mayoría de las veces, el trayecto, es tranquilo, el paisaje si bien no es el más bello de la región si permite recrear la pupila un rato.

Entre Cuernavaches y el DeFectuoso Das Kompater ha transitado, sin temor a exagerar, miles de veces.

Cuando apenas era un crío, acudía en vacaciones navideñas o de verano a visitar a la family. De aquellos años, recuerda que invariablemente, aunque estuviera haciendo un calor infernal para los chilangos, el pequeño Das Kompater siempre tenía frío, era como si visitara al invierno en pleno verano.

Con los años, las visitas al DF cambiaron de motivo. En la década de los 90, Das Kompater cayó bajo los influjos de amor. En aquellos días aprendió muchas cosas... tales como mandar una carta de amor (aunque parece extraño, este gañán alguna vez tuvo sentimientos).

En una ocasión, un pretenso de su hermana, los invitó a ver la hoy extinta Ruta Azteca de 1997, que en una de sus últimas fechas visitaba Cuernavaca. Desde temprano Das Kompater y Der Sisterna acudieron al centro de la ciudad.

Para ese entonces, los pedales y zapatos de contacto eran algo que Das Kompater únicamente había visto en televisión y en algunas revistas.

El impacto, la emoción y hasta cierto punto, desconcierto de ver la "caravana multicolor" jamás se le olvidará.

Después del banderazo de salida, los ciclistas se encaminaron al DF, donde concluiría la etapa y la ruta.

Por su parte, Der Sisterna, Das Kompater y el pretenso los siguieron por la autopista creyendo que sería la ruta a seguir. Sin embargo, los atletas iban por la carretera libre-federal osea, por la que no tiene caseta de cobro. De cuando en cuando los 3 individuos se orillaron para ver por entre los árboles pasar los ciclistas.

Después del famoso poblado de Tres Marías (famoso por sus quesadillas), a escasos 10 kms del DF, el pretenso y Der Sisterna decidieron volver a Cuernavaca.

La emoción del día se volvió tristeza, frustración e impotencia para Das Kompater, quien por esas fechas era novio de uno de sus más grandes amores: la famosa Dei Med.

Dei Med, dicho sea de paso, vivía en ese entonces, casi en la entrada del DF, un poco antes de la Central de Autobuses de Sur, mejor conocida como "Taxqueña".

Así, en un asiento trasero, lloró por primera vez a causa del amor. Apenas tenía 16 años, pero supo en ese instante, que estaba enamorado y que su amor era más grande que esos 10 kilómetros que le separaban de la famosa Dei Med. Lloró inconsolable, no era la distancia o la ilusión que se había hecho de ver a su amada; era la impotencia, de estar tan cerca y a la vez tan lejos.

El pretendiente de su hermana vio ahí una oportunidad de ligue (quedando bien con el hermano menor) y propuso regresar el domingo y llevar a Das Kompater hasta las puertas de Dei Med.

De inmediato se iluminó su rostro aún lágrimas en las mejillas lampiñas. Al día siguiente visitó a Dei Med, mientras Der Sisterna y el pretenso vagaron por ahí.

Después de ese incidente el amor entre Das Kompater y Dei Med se hizo más grande, del pretenso no supo más (al parecer quedar bien con el hermano menor no fue suficiente).

Las idas y venidas entre estas dos ciudades se hicieron más frecuentes, primero el amor, luego los estudios y ahora el trabajo lo hicieron regresar.

Recientemente, una entrañable conocida de Das Kompater le pidió un favor ciertamente sencillo. Dado que Das Kompater labora donde ella lo hizo y ambos pasan los fines de semana en Cuernavaca. Leit Pach, le pidió a Das Kompater recoger un documento hacendario para que ella lo firmara y luego Das Kompater lo devolviera a las oficinas donde labora.

La tarea, es evidentemente sencilla. Pero Das Kompater es especialista en complicaciones. Durante la semana recogió el documento y lo llevó a su oficina para no extraviarlo ni arrugarlo. Llegado el viernes, Das Kompater salió muy orondo de la oficina, a eso de las 9 pm, subió al autobús y le avisó a Leit Pach que ya iba en camino.

A mitad del viaje, guardó un libro en su mochila y al hacerlo se dio cuenta de que algo le hacía falta: ¡el documento! De inmediato buscó y rebuscó inútilmente, el papel en cuestión había quedado sepultado en su oficina por un altero de archivos.

La situación se veía agravada por la importancia del documento y porque durante esa semana concluía el periodo para poder entregarlo.

Ante tales hechos, las posibles soluciones quedaron reducidas a una sola. Regresar por el documento durante el fin de semana.

Sin embargo, los compromisos familiares de Das Kompater le dejaban poco margen de acción. Das Kompater debía obtener el dichoso papel y volver con él antes de las 11 am. Por ende con su clásica voz valemadrista se dijo: ¡Voy y vengo!

Así, nuestro personaje de siempre puso 2 despertadores y se dormitó vestido. Pa' ahorrarse la monserga matutina y ganar unos minutos extras de sueño.

A las 6 de la mañana, con apenas 3 horas de sueño, Das Kompater se levantó y recorrió los 60 kms que separan Cuernavaca del DF. A las 10 am, Leit Pach se encontraba frente a su casa firmando el dichoso papel.

La lección ante es: No importa si estás a la vuelta de la esquina o a 60 kms, los errores cuestan, las pendejadas cuestan mucho.

2 comentarios:

der kompater ponko dijo...

Si kiere pa' la próxima yo lo llevo y lo traigo! JAJAJA

Saludos!

Anónimo dijo...
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