lunes, 14 de abril de 2008

CRACK

Las hojas de los árboles apenas se movían, los pinos y ocotes, testigos silenciosos saben que por estos senderos algunas manadas pierden el control.

Desde las 7:30 am, Das Kompater se puso en pie, despertó al buen Zottacko, que a regañadientes logró la vertical.

Perfectamente bien ataviados se dirigieron a su cita: 9 am dentro de Lomas Ahuatlán cerca de las arboledas en la zona norponiente de la ciudad de Cuernavaca.

Ahí Das Kompater, Zottacko y otras 8 personas se reunieron para la aventura.

La vista hacia las otras pendientes es magnifica, digna de cualquier documental de Discovery Channel o National Geographic.

La tranquilidad y armonia de un paraje natural, donde el viento acaricia las copas de los árboles, las hojas secas alfombran el suelo que a cada paso dejan escapar su crujir; se rompe estruendosamente.

A lo lejos se escucha el resoplar de 10 seres que entre esfuerzos y mentadas de madre sortean los obtáculos: raíces, rocas, piñas o ramas caídas; son algunas de las dificultades que se le suman a las pentientes.

Apenas se escucha su rumor, una polvadera se levanta en línea serpenteante. Sonidos metálicos y el resollar del cuerpo en movimiento lidera la estela de tierra fina como el pinole.

La tierra todavía no se asienta cuando pasa otro y luego otro como cometas en persecusión. La experiencia es magnífica, la adrenalina inunda el torrente sanguíneo a cada salto, cada obstáculo dejado atrás.

Tras una serie de curvas, de lo que en otros tiempos fuera una pista de cross country, Das Kompater ve una nube de polvo. De inmediato Dora y Das Kompater se detienen, de la nube aparece Zottacko bañado en tierra seca con el rictus de dolor propio de una caída severa. Los raspones en codos y rodillas son los que menos le afectan.

Su mayor preocupación viene del sonido. Momentos antes, descendía a gran velocidad en su flamante bicicleta "Benotto Tribal", pero un pequeño hoyo le quitó abruptamente la bicicleta de las manos. Su vehículo pasó de 30 o 40km/h a 0km/h en unos segundos. Pero el buen Zottacko no. Como buen ingeniero que es, comprobó de la manera más dolorosa que la Ley de la gravedad y las de Newton siguen vigentes en la tierra.

Al caer, los kilitos compactados del buen Zottacko hicieron "Crack" en su clavícula. De tal suerte que aunque pudo ponerse en pie, no pudo seguir el trayecto.

Las decisiones fueron rápidas un grupo de 3 personas bajaron por las veredas hasta encontrar un vehículo capaz de subir por el buen Zottacko.

Al frente Jostrek un guía intrépido que lideró el grupo, después Das Kompater, por la amistad, el más comprometido con Zottacko. Al final Art, un regiomontano dispuesto a estrenar su camioneta en terrenos agrestes.

El descenso fue intenso, intrépido y retador. Aunque este fue la segunda vez que Das Kompater entraba a estos terrenos, el dolor de su amigo le afinó los sentidos, arriesgó el físico hasta los límites con tal de llegar pronto con ayuda.

Al llegar por la camioneta se pusieron en marcha Art y Jostrek. Mientras tanto se hicieron las llamadas pertinentes para atender a Zottacko con propiedad.

El saldo fue: una clavícula partida en 4, 2 raspones, la comunidad ciclista preocupada más la movilización de Rafusun G, Pararulo G, Der Kompater Ponko, Das Kompater y muchos otros familiares, amigos o compañeros que sin chistar brindaron su ayuda o apoyo moral.

La moraleja es: no hacer caso de las invitaciones de Das Kompater. En su haber tiene otro incidente que involucra bicicletas y clavículas rotas: hace casi 10 años le tocó el turno a Rafusun G. Quizás el siguiente sea Ponko, si tiene en valor...

No hay comentarios.: