sábado, 29 de diciembre de 2007

¡Más medias!


En fechas recientes, Das Kompater se encontraba absorto en la consistencia de alguna de sustancia viscosa segregada por sus mucosas nasales. Cuando se enteró de una noticia conmovedora y al mismo tiempo alarmante: Benazir Bhutto fue víctima de un atentado suicida; la noticia dio la vuelta al mundo; se difundieron las imágenes y de inmediato comenzaron las declaraciones y opiniones tanto oficiales como particulares.



Das Kompater, ajeno al acontecer político y económico que dicho atentado acarrearía para su país realizó una que otra búsqueda en Internet; para ver de qué se podía enterar.

En las horas siguientes al asesinato escuchó una noticia que de nuevo apartó a Das Kompater de sus actividades lúdicas y le obligó a dejar aquella sustancia viscosa debajo de su escritorio para luego retomar el juego. La noticia la generó el triple H presidente de Estados Unidos, con la que sería la declaración del día: “Los Estados Unidos condena enérgicamente este cobarde acto realizado por asesinos extremistas.Nos mantenemos junto al pueblo de Pakistán en su lucha contra las fuerzas del terror y extremismo”.



Das Kompater es ampliamente reconocido por su ignorancia en política internacional; sin embargo tiene una que otra opinión al respecto.

Sin duda, un asesinato: sea quien sea el asesino o la víctima es recriminable y debe ser valorado por la justicia. Pero por más que se vean los videos y se observen las fotografías (a las que obviamente tuvo acceso Bush) se podría asegurar que el acto fue conducido por asesinos extremistas (quizás haya querido decir integristas).

Cualquier hecho ilícito requiere de una investigación a profundidad; en las fotografías y videos se puede observar a un hombre con un arma. Pero no vemos ni su filiación partidista; sus amistades ni mucho menos sus creencias religiosas. Lo único cierto es su “extremismo” por llevar a cabo un asesinato. Si fue un acto de una sola persona entonces será un “extremista” si recibió la orden de asesinar se debe juzgar también al asesino intelectual por ir a tales “extremos”.

Después de tal debate mental, Das Kompater retomó su actividad, mientras dilucidaba sobre el extremismo que debe existir en un hombre que como Comandante en jefe ordena un ataque para evitar mayo derramamiento de sangre o bien asegura poseer evidencias sobre armas de destrucción masiva en un país y para evitar que dichas armas sean empleadas en contra de su nación decide llevar la libertad mediante una invasión y luego ocupación durante 4 años.



Quizás fueron esas noticias o quizás aquél elemento que vibraba entre su dedo índice y pulgar, lo que le llevó a pensar en por qué suceden esas cosas y más que nada por qué se entera uno de ellas.

De nuevo acudió a Internet para llevar un poco de luz a sus dudas. La culpa de todo esto se vende, viene en delgadas cajas y a veces se cuelgan solas en los supermercados. En los lugares apartados pocas veces se les ve, pero en las grandes metrópolis están en cada oficina de gobierno o empresa privada: Son las MEDIAS!



¡Más medias! Le dijeron a Das Kompater. De inmediato pensó en las medias horas de placer, pero algo no cuadraba con la imagen de los asesinatos. Así que buscó más. Varios días después se enteró de que existen las medias de lycra (altamente sexys) y lo que los estudiosos llaman Mass-media.

Ahora la búsqueda lo llevó a la Universidad Complutense de Madrid; donde encontró una tesis doctoral deliciosa: “Las rutinas informativas en la construcción de la actualidad” que presentó María Soledad Yelo Díez.

Ahí con su limitado léxico Das Kompater pudo entender que la vorágine de los medios de comunicación masiva provoca que los periodistas y comunicadores hagan de su trabajo algo rutinario y que estos pequeños detalles son los que al final del día FORMAN e IN-FORMAN (osea dan forma) a la banda.

La autora lo define así:




Al pasar de los días Das Kompater dejó su endurecida flema por la paz, pero no estas ideas.

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