Sin embargo, para efectos de este relato, debemos aclarar que Jerry no es un ratón. La historia que está a punto de contarnos la famosísima KGB, una excelente periodista aunque reniegue de serlo, encuentra similitudes con los personajes de la caricatura.
Antes de contarles la razón principal por la que por primera vez escribe algo KGB para un blog, no está de más un poco de preámbulo, tal vez así compartirán con esta improvisada autora parte de las sensaciones que provocó el suceso principal de la historia.
Hay mucha gente que disfruta de la compañía de una mascota, generalmente son perros, gatos, peces, ya dentro de algo más complejo roedores, serpientes, arañas y en cantidad de seres vivos que generalmente se encierran en una hermosa y práctica caja de plástico o cristal. Ya dentro de las excentricidades he leído casos y escuchado experiencias de personas que cuidan y adoran a changos, caballos y hasta osos, dentro de espacios poco aptos pero adaptables.
Cuando KGB salió del jardín de niños, sus padres consentidores como cualquiera con una sola hija le regalaron cinco pollitos y un pato. A esa parbulita le llamó la atención ese pequeño palmípedo diferente al resto de las pequeñas bolas amarillas que piaban, incluso el sonido era diferente, algo en ella cambió cuando descubrió en esa ave a su amigo de la infancia, Jerry le llamó.
Ya no lo recuerda pero sospecha que eligió ese nombre porque uno de sus personajes favoritos de las caricaturas de antaño era ese astuto ratón que se escondía de Tom y le daba una dolorosa lección todas las mañanas de sábado en canal 5.
La convivencia que tuvo con ese pato fue extraordinaria, tal vez era sólo la impresión de una niña de 5 años, pero realmente ella consideraba poco común que un pato le siguiera de un lado para otro, que le hiciera compañía al leer, ver la tele y hasta para
dormir. Algo que aún recuerda con melancolía y mucho cariño es que Jerry aprendió a jugar a la pelota, la aventaba con el pico de regreso a su ama.
Con el tiempo el pato creció y con ello la amistad entre niña y ave, sin embargo un accidente provocó que el pobre pato muriera.
Desde entonces KGB recuerda con cariño y tristeza aquel episodio, sin embargo, en lugar de cerrarse ante tal tragedia convivió con varios caninos, entre ellos su adorada y también fallecida Shaolin, una hermosa golden retriever.
Hace algunos meses al sobrinito de KGB llegó a la casa con la misma ilusión infantil con la que su ahora tía disfrutaba meter mascotas y animalitos raros a la casa con la
esperanza de que su madre no gritara muy fuerte esa negativa que con el tiempo se convertía en resignación para alojar a otro espécimen más.
El sobrino llegó con un patito, sus plumas eran diferentes, muy suaves y con un peculiar aroma a campo. KGB no pudo evitar recordar los días más felices de su infancia al lado de un animal parecido y cayó rendida ante sus tiernos ojos.
A partir de ese momento KGB adoptó a un ave que ya no tenía cabida en un departamento de tres recámaras, dos baños y una sala comedor bastante reducida a comparación del lugar donde creció y del cuál se mudó hace 8 años, de donde dejó atrás el recuerdo de su primer y hasta entonces único pato.
Jerry II ocupó un lugar en el pasillo y alcoba de KGB, creció rápidamente y conforme eso pasaba, la dueña perdió la ilusión de contar con el amigo de su infancia, en cambio conoció otro tipo de palmípedo que contiene todas las características que originaron la creación del personaje de Disney, Donald, y el pato de WB Lucas. Es decir, lo enojón y agresivo que puede ser un pato simpático pero irritable.
Este nuevo personaje odia quedarse sólo, grita cada vez que quiere algo de atención y tiene una mirada tierna pero profunda. KGB rápidamente aprendió algo más de los patos… su pico es muy fuerte, tanto que puede arrancar un pedazo de mano o incluso la cara, o peor aún un dedo de tus pies.
Así que ahora, toda la familia de KGB tiene que cuidarse del pato cuando está suelto, porque al estar irritado corre hacia los pies o piernas de cualquiera que se ponga frente a él, y pocas veces se libra de una buena mordida que termina en moretón o hasta en una cortada profunda con un poco de sangre.
Otro detalle interesante intrigante y “exótico” de Jerry II (KGB ha investigado sin mucho éxito los porqués de este fenómeno) es que tiende a buscar las botas (no zapatos, no tenis, no zapatillas ni huaraches) de Aseret G (la progenitora de KGB) para hacer una especie de ritual, el cual podría ser llamado “pisar a la bota”… no se sabe a ciencia cierta qué quiere hacer el pato con la bota pero con un poco de imaginación se podrían generar muchas ideas… sobre todo en la mente sucia de Das Kompater...
Antes de que esta historia se vuelva más descriptiva de lo que ya es… debemos narrar el hecho que provocó esta historia…
Un buen día, a principios de mayo, KGB salió temprano de trabajar con lo ilusión de llegar a casa, tal vez leer un rato o ir a tomar un café, cuando al llamar a su madre para avisar que iba en camino, contestó su padre con un tono dubitativo, el cual fácilmente fue identificado.
Resulta que la madre de KGB había salido corriendo al veterinario con el pato en brazos a buscar asistencia médica.
Inmediatamente KGB tomó medidas necesarias, sacó todo lo que tenía del cajero y corrió hacia la veterinaria.
Al llegar, su madre en compañía de su prima y su sobrino estaban fuera de la clínica en espera del médico. Jerry II estaba en brazos de la madre, quien a su vez tenía
ensangrentada una amplia playera blanca y las manos que detenían parte del cuerpo del pato.
Por más alarmada que estuviera KGB, la primer imagen le tranquilizó, ya que el pato estaba despierto, conciente y en pie; cuando se acercó un poco más a Jerry II, KGB vio la herida, una apertura impresionante en el cuello del pato.
Resulta que otra de las mascotas del sobrinito de KGB llamada Brandy (perra de raza eléctrica, osea corriente-corriente), que vive en el departamento antes descrito, se atrevió a atacar a Jerry II y lo dejó gravemente herido del cuello. Por decirlo de alguna forma, el pato quedó sin piel en la parte inferior del cuello y el lomo, entre ambas alas.
Cuando finalmente se contó con la asistencia médica, el veterinario explicó que era
necesario reconstruir el cuello del ave y al tratar de unir la piel que quedaba con plumas, se podía apreciar que no sería tan fácil. Sin embargo el veterinario se veía más preocupado porque el pato soportara la anestesia a lo complicado de la operación.
La primer inyección dejó dormido al pato en poco tiempo e inmediatamente fue llevado atrás del consultorio donde sin que KGB pudiera ver lo que hacía el veterinario, sólo se podía escuchar el ruido de la rasuradota que quitaba parte de las plumas que rodeaban la herida.
En tres horas, lo único que KGB pudo hacer era recordar el episodio de su infancia y se preguntaba si este nuevo suceso tendría el mismo desenlace.
Después de la cirugía, toda la familia de KGB salió del consultorio con el pato en brazos, recién operado y con la consigna de observarlo durante la noche para ver cómo respondía a la anestesia.
Fue una noche muy larga para KGB y Jerry II, el pato terco como una mula, despertó a las 2 de la madrugada con ganas de caminar, morder o “pisar la bota”, cuando realmente el sedante no le permitía erguir por completo su cuello, por lo que parecía que su cabeza se estrellaría con el piso en cualquier momento y por ende la herida recién cocida duraría poco en su lugar.
El temor era grande y KGB lo único que quería era evitar que Jerry II sufriera más, no podía evitar en pensar en el sacrificio en lugar de permitir que el dolor siguiera… pero por alguna extraña razón el pato insistía en despertar. Entonces KGB recapacitó y decidió estar despierta en todo momento y cuidar de su nuevo amigo.
Gracias a la madre de KGB, el pato pudo descansar contra la pared recargado en varios trozos de tela y una almohada, mientras que KGB detenía con su mano el cuello del pato para que no se moviera más.
A eso de las 6 de la mañana Jerry II parecía haber superado la anestesia y por sus movimientos ya estaba reaccionando correctamente. Era notorio el cuidado que el pato tenía al moverse, sin embargo estaba sediento y con mucha hambre, eso era buen signo.
Finalmente Jerry II sobrevivió y sigue vivito y coleando como un pato cualquiera, sólo que con un pequeño “lifting” en el cuello, que definitivamente no lo hace verse más joven.
La cicatriz tardó el mes entero en cubrirse de nuevo por plumas y aun se ve la herida y la piel morada cuando se moja. Afortunada o desafortunadamente Jerry II ha vuelto a las andadas, sigue “pisando la bota” y correteando los pies de la familia.
Por supuesto que Brandy, como si se tratara de Tom, estará castigada por el resto de su vida y no tiene permitido acceder a ninguna de las áreas del departamento, con excepción de la sala.
Por cierto… para aquellos que se preocuparon por el destino y salud de Jerry II, KGB expresa su eterno agradecimiento.
Espero que esta historia les haya agradado aunque sea un poco.