jueves, 19 de junio de 2008

Destino a la mano...


¿Qué es un hombre sin un sueño? Un hombre sin un sueño es un ciudadano... dijeron Alberto Cortez y Facundo Cabral en uno de los conciertos que alimentaron su disco: "Lo Cortez no quita lo Cabral".

Es curioso el hecho porque Das Kompater hizo un amplio estudio sobre la ciudadanía poco antes de ser coptado por las fuerzas de la Seguridá.

Más curioso aún es que a últimas fechas Das Kompater sea un simple ciudadano. Un hombre (si es que se le puede llamar así) sin sueños.

Quizás por eso sale tarde de trabajo, llama a quien esté disponible y se arma "un plan". Llena su estómago con manjares, su mente con placeres terrenales y su corazón, alguna vez lleno de dicha y calor ahora añora tiempos remotos.

Quizás por eso, como la canción de Emmanuel "Quiere dormir cansado". Los días pasan uno a uno, alimentando las esperanzas de épocas mejores, deseando un futuro bueno. Sabe que el presente es pasajero, que es "mientras" sale algo mejor. Pero no sale nada. No busca nada que es aún peor...

Hubo un tiempo, cuando Das Kompater, apenas sobrevivía con una torta de milanesa con mucha mayonesa y un boing de fresa o mango en la HHH Septién. En aquél entonces $20 pesos eran suficientes. Podía vivir con $200 pesos a la semana y aún le alcanzaba para cigarros.

Luego llegaron los tiempos de Starbucks, del "Earl Grey Venti con espacio para leche", 2 sobres de azúcar de mascabado, cocoa espolvoreada y una nube de leche servida mientras se revuelve en endulcorante completaban el cuadro.

Los "Panninis Omelette" en la mañana, el "Marmoleado canadiense" al medio día y un pastel o muffin en la noche.

Los jueves del Café la Habana, donde todavía se pueden ver periodistas platicando de política, grillas y cosas peores.

Después llegaron las noches de Pizzabrosas, la especialidad de la casa la pizza que no aparece en el menú: Salchicha italiana, albahaca y aceitunas negras. Los mapas mentales, los diagramas de flujo e ideas de proyectos plasmados en manteles de papel destrasa o servilletas de Starbucks.

Hace más de un año, la suerte le favoreció frente a 2 periodistas más. La suerte o quizás el destino le sonrieron.

Tantas veces deseo estar en nómina, pertenecer a una empresa transnacional y ahora... ahora es un ciudadano, es aún menos, pues para el imperio romano, aquel que es ajeno a su entorno deja de ser sujeto y se vuelve objeto.

Han pasado muchos días desde que dejó su pueblo, han pasado muchos rostros sonrientes que le dieron apoyo, comida, sustento y alegrías.

Das Kompater se resiste a ser lo que es. Cada día camina rumbo a su trabajo pero sin un rumbo en la vida.

Lleva la mirada atenta como le enseñaron en los cursos, para no ser sorprendido. Pero hubo un tiempo cuando las sorpresas le daban alegría.

Hoy su mayor ilusión es ver a Dora, retar a la vida, la naturaleza e incluso Dios.

Hace poco Das Kompater se reunió con colegas y amigos periodistas. Al calor de "calimochos", cervezas y botanas rió como hace mucho no lo hacía.

Recordó y revivió aquellos años estudiantiles. También descubrió una faceta desconocida de su antigua mentora, C-si Semiotique: ella sabe leer la mano.

Obviamente a Das Kompater le ganó la curiosidad y quiso saber que le depara el futuro.

La revelación más llegadora no fue que por a'i de su quinta década de vida pueda perder la misma... sino que su mayor problema en la vida es la decepción... como la de Don Juan... que busca el amor perfecto y nunca lo encuentra...

Das Kompater busca y buscará hasta encontrarlo.... quizás algún día, como Ulises volver a Ítaca, después de 25 años... cuando llegue el alba.

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