domingo, 1 de junio de 2008

Puente

Cuando Das Kompater era apenas un parvulito, solía pensar que su vida era perfecta.

En una ocasión, según recuerda, un lunes, se dirigía rumbo al kinder, después de sobrevivir una fiera batalla entre indios y vaqueros de Playmobil, cuando de pronto, observó por la ventanilla cómo transcurría la ciudad, ausente de sí mismo. Entonces pensó con la lógica de un niño de 4 años (aunque lo duden, Das Kompater alguna vez tuvo infancia) "existen las vacaciones largas, las vacaciones cortas y las pequeñas vacaciones". se trataba de un simple fin de semana, pero a los 4 años de edad, dos días y medio significan un buen periodo de descanso.

Hoy, los fines de semana son apenas un respiro del sofocante trabajo, así que cualquier oportunidad de hacer puente debe ser aprovechado.

El pasado jueves 1 de mayo, fue como en el resto del mundo, un día de asueto, sin embargo, el viernes 2 fue laborable. Aún así, Das Kompater tuvo la fortuna de canjear el 1 de mayo por el 2 y de esa manera hacer un fin de semana largo.

"El plan" entonces, fue unirse al plan de Der Kompater Ponko, su señora Der Konmather Olgui y Maela Bretonne (una joven bretona que sabe conjugar frases mexicanas como: "me puse peda", "les vale madre" y tantas otras que incluyen el verbo chingar). El trío ya se encontraba en Guanajuato cuando Das Kompater apenas decidió fugarse de Cuernavaches, es decir a las 9 pm.

Con maleta hecha llegó a la terminal de autobuses para irse al DF, donde debía alcanzar el último camión que lo llevara hasta Guanajuato, el de las 00:30. Sin embargo, el plan tuvo que cambiar pues a las 23:00 apenas salía de Cuerna.

Para no hacer el cuento cansado, el itinerario para llegar a Guanajuato fue el siguiente:

Cuernavaca-DF 23 hrs
Caseta-Central del Norte 24 hrs
DF-León 01 hrs
León-Guanajuato 5:50
Guanajuato, Guanajuato 6:30

Tras el ajetreado trayecto, lo menos que se merecía Das Kompater era un desayuno digno de su hambre y paladar, así que, se dirigió a la fuente más conocedora y avezada en los menesteres del desayuno tempranero: un taxista.

La pregunta fue simple: ¿A esta hora dónde desayunarías tú? Por el frío matutino la mejor opción fueron los famosos tamales de doña Laura (frente a la Alhóndiga).

El menú no es muy extenso, apenas tamales rojos, verdes y de dulce, pero ni falta hace. Para beber, un champurrado vigorizante que mediante el sopeo se logra lo que los catadores sommelier llamarían "un buen maridaje".

Antes de pagar los 3 tamalitos que recién se había empujado, Das Kompater recabó la información necesaria para sobrevivir en el pueblo cervantino: ¿Qué y dónde comer? Doña Laura, al no ver peligros competitivos de perder clientela, muy acomedida sugirió las Guacamayas (platillo sin ave) y los guisados del mercado.

Agradecido Das Kompater se despidió con la promesa de regresar pero con más tropa que le hagan el quite a los tamales.

Der Kompater Ponko, Der Konmather Olgui y Maela Bretonne despertaron temprano... o quizás sólo Der Kompater Ponko despertó, porque sus ronquidos no dejaron dormir a nadie en la habitación.

Con esos antecedentes, lo mejor sería que Maela y Das Kompater compartieran una habitación alejada de Ponko, sin embargo, Guanajuato y el hotel Alhóndiga estaban al máximo y lo más que consiguieron fue un cuarto más grande.

Sin un remedio más efectivo, la única solución sería emborracharse o cansarse en las calles de Guanajuato, así que comenzaron por tomar un tour por el lugar.

Sin embargo, un buen recorrido comienza con un buen café, así que decidieron buscar un oasis entre todo el barullo matutino. El "Claustro" fue la elección, enclavado en medio de una pintoresca plaza, comieron buñuelos (galleta de trigo frita escarchada con azúcar) y un chocolate caliente para acompañarlo. ¿y el café? Ese no hizo falta.

De película...

Mientras el guía repetía hasta el hartazgo que Guanajuato fue locación de muchas películas de renombre que incluyeron actores como la india María, El Santo y quien en más de una ocasión pudo haber ganado las elecciones presidenciales: Mario Moreno "Cantinflas"; Das Kompater dormía...

Mientras en el horizonte se dibujaban los cerros como ranas; Das Kompater dormía... y mientras el resto de los turistas se tomaba la foto bajo la gran escultura del Pípila, Das Kompater dormía...

Mientras las mejores postales se dibujaban en su ventana, Das Kompater dormía...

No es que Guanajuato le pareciera aburrido, sino que Das Kompater sufría de un nada raro ataque de sueño.

El tour los llevó a ver minas, iglesias y otros museos. Después de 3 horas mal gastadas (lo mejor es acudir a la Secretaría de turismo y preguntar por los tours certificados) Das Kompater puso a prueba su amplio criterio culinario con una deliciosa Guacamaya.

La botana (no es platillo) consiste en una torta de chicharrón bañada en jugo de limón y una picosa salsa roja.

Para los extranjeros, diremos que en un pan blanco de costra, tipo baguette corto, se le pone chicharrón, que no es otra cosa que la piel de cerdo frita, también conocido como "duro". La salsa debe estar preparada con cilantro, jitomate, a veces aguacate pero siempre harto limón, chile (ají) y sal.

Para los nacionales chilangos diremos que es una "guajolota" de chicharrón, bañada en pico de gallo.

El gusto es extraordinario, la combinación de el chicharrón con limón y salsa es conocida para casi todos los mexicanos, pero al agregarle la base de la masita, un poco de migajón más toque de la costra dorada y crocante inundan de sabor el paladar de cualquiera.

La salsa tiene como dirían en el billar "renversé" pues de entrada el aguacate y el pan le dan un sabor dulzón a la salsa, pero al cabo de un momento, el picante hace su aparición con tremendas oleadas de calor en la boca.

La experiencia es sin duda explosiva, pero no llenadora, así que Das Kompater y sus compañeros de viaje se dispusieron a hincarle el diente a lo que se dejara.

Tras un breve recorrido por el centro, se disponían a sentarse en los turísticos restaurantillos que dan al teatro Juárez. Sin embargo, Greeneyes Lupita les salvó de ser estafados una vez más por la cara de turistas.

En cambio les llevó al café "El Santo" un pequeño sitio con lo necesario para ser muy concurrido entre los círculos académicos, hippies, extranjeros y mochileros.

La cocina va desde las populares cervezas (en un tiempo, la famosa Victoria fue considerada sólo apta para albañiles) hasta los snob smoothies. La pasta es generosamente servida al igual que las Crêpes.

No importa cual de estas variedades se les antoje, sin duda quedarán satisfechos con el sazón y la porción.

Tras una larga, placentera y reposante sobremesa, los 4 turistas siguieron el paso de Greeneyes Lupita, quien los llevó a callejonear entre las efigies de Sancho Panza, don Quijote de la Mancha y el homenaje del "charro cantor" Negrete: que sin mucha pose les hizo a las damas cara de "¿¿qué pasó morrita?? ¿Por qué tan solita hoy?

A pesar de la caminata, el sol y el sueño estuvo a punto de vencerlos y de apartarlos de tan bellas postales guanajuatenses; si no fuera porque de pronto se encontraron en el "Ágora de baratillo" un café revitalizante. Apenas un express doble cortado para devolverle el alma al cuerpo o cuando menos prolongar la agonía.

Después vino la visita a la universidad y su escalinata, con puente incluido.

Pero, pese a su reticencia de dormir, Morfeo finalmente les venció lo suficiente para que cargaran pila pues la noche prometía ser larga.

La noche comenzó con la tradicional callejoneada amenizada por la Tuna Colegiata Real de Guanajuato, las melodías clásicas como el gitano señorón y el éxito internacional de Consuelito Velásquez "Bésame mucho" con la que, por cierto, Maela Bretonne, recordó aquél video de... "tengo miedo".

Después de disfrutar las calles, la música, las risas y el infaltable duelo de panderos, el cuarteto decidió reunirse de nuevo con Greeneyes Lupita. Una visita fugaz al Cubamía (mojitos included) le dieron a Maela una no muy agradable demostración de lo que hace el alcohol combinado con canciones ardorosas en karaoke (la traducción de "Rata de 2 patas" no fue fácil.

A pesar de estar francamente enfiestados, tuvieron que retirarse el bar "Olé" donde escucharon tan amenas canciones. La cama los esperaba.

Ya en la habitación Der Kompater Ponko y Der Konmather Olgui compartieron una cama mientras que Maela Bretonne y Das Kompater la otra.

El exceso de público, el cansancio y los ronquidos de Der Kompater Ponko hicieron que Das Kompater esta vez se comportara como el caballero que no es.

Para desgracia de Maela, fueron muy pocos tequilas y no estaba siquiera ligeramente borracha como para no escuchar los "ligeros" ronquidos de Ponko.

Por si fuera poco, Ponko apenas tocó la almohada se durmió profundamente y cuando el sol clareaba y Maela finalmente se reunía con el sueño Das Kompater comenzó a roncar ligeramente.

A las 10 am los turistas se despidieron de tierras guanajuatenses para adentrarse en las queretanas.

Para variar, la primera parada fue para desayunar. En esa ocasión, el destino los llevó al "Hágase su taco".

El concepto es simple: buffet de guisados.. tortillas al comal... variedá (así con ese tono) de salsas y pa' los exigentes tlacoyos.

Ahí comenzó el debate para elegir dónde quedarse. Para los estándares de Das Kompater cualquier jacal le parece mansión, pero Ponko puso el listón muy en alto, pues el hotel debía contar con estacionamiento.

Los dotes periodísticos de Das Kompater salieron a relucir al darse cuenta de que no tenían ni la más remota idea de dónde hospedarse. Por ende, preguntó hasta conseguir un folleto turístico con varias opciones de hoteles. Posteriormente llamaron a 3 de ellos sin éxito. El paso siguiente de peinar la zona hasta dar con alguno...

La suerte estuvo de su lado pues en un momento ya estaban instalados en las 2 últimas habitaciones de el “Mesón de Carolina” y al parecer de Querétaro, ya que a los 2 minutos 3 diferentes familias rogaron por alojamiento antes de continuar su peregrinar por los hoteles de la ciudad.

Las habitaciones son amplias, el desayuno que incluye es cumplidor, pero para Das Kompater y Maela Bretonne lo mejor de la posada fue poder dormir sin los ronquidos de Der Kompater Ponko.

Querétaro fue una experiencia inolvidable. La gente es amable , como en las ciudades cosmopolitas que no han perdido lo provincianas.

Tras instalarse, el destino y la casualidad les hizo detenerse en el "Te Amo Café" el criterio para elegir dicho sitio fue que sonaba bien el nombre.

El nombre estuvo a la altura, la decoración es perfecta para el ligue, las bebidas son enormes y los postres deliciosos.

Der Konmather Olgui y su marido, se refrescaron con sendos Smoothies que más que bebidas individuales eran de proporciones industriales; Maela Bretonne, se aventuró con un Chai y Das Kompater, mató la sed con una soda italiana.

Hasta ese momento pareciera como si se hubieran adentrado en una cafetería snob europea. Pero Der Kompater Ponko descubrió en el menú "chile ancho en piloncillo". Un platillo fusión francamente delicioso. Su sabor es suave, la combinación de frijoles, queso y chile poco picante resaltan el dulce del piloncillo.

En un santiamén el plato estaba más limpio que en la alacena, lo que dio paso a la plática y las risas de todos.

Der Kompater Ponko es más tragaldabas que Das Kompater y su debilidad son los postres, más si son de chocolate, por eso decidió realizar el reconocimiento de avanzada en el área de postres.

El reporte fue extenso y prometedor, Crème brûlée parecía ser la opción, pero los tacos de "hágase su taco" y el chile relleno seguía en sus gargantas.

Das Kompater, ajeno a esas costumbres de sólo comer cuando el hambre llega decidió valorar el dichoso postre.

La experiencia le pareció por demás extasiante. La textura del azúcar cristalizada, la suavidad de la crema y el agridulce sabor de las frambuesas silvestres ameritaron otra bebida. Un express doble cortado, cargadito y vigoroso.

Sin duda, en el "Te amo café" hasta las cucharas cafeteras son auténticas.

Pero no todo es comer, el viaje fue pensado para conocer, así que volvieron al centro de la ciudad para tomar el siguiente tour.

Al parecer la firma del bajío es tener paseos turísticos malos, pues por no pocos pesos se conocen los sitios que bien pueden recorrerse a pie o en auto.

No obstante, es digno de reconocerse el interés de promocionar la ciudad. Para aquellos que deseen una experiencia diferente la recomendación es comprar boletos para el espectáculos de "Querétaro y sus leyendas". De ellas, Das Kompater prefiere no abundar en muchos detalles para no arruinar la sorpresa de descubrirlo uno mismo.

Sólo diremos que se debe respetar a "La Carambada" ante todo. (Pregunte por la compañía teatral que sale del restaurante "Chucho el Roto".

Terminando el espectáculo Das Kompater cumplió una de sus promesas más añejas: visitar a Mili O, a su marido y a su hijo.

De un momento a otro, Das Kompater y compañía se convencieron que en la siguiente visita Mili O y familia serían mejor guía de turistas que los "trenesitos" del centro.

La cena no podría pasar inadvertida, la elección de Mili O & family fue "Tacos el Pata" la especialidad de la casa son los tacos al pastor y Das Kompater no les hizo el feo. El sabor si bien es bueno no llega a lo extraordinario. Sin embargo, el agua de lima de verdad que vale la pena. Esté uno crudo o no, cualquiera es capaz de beberse más de dos vasos seguidos.

Esa noche, después de cenar, los 4 turistas rodaron a sus habitaciones y al tocar su respectiva cama, como si tocaran una una hiedra venenosa... se desmayaron.

El día siguiente sería un día largo, así que debían reponer las pilas.

Como ya habíamos comentado, la posaba incluía desayuno. Unos tradicionales huevos revueltos, frijoles, totopos y Das Kompater como es costumbre pidió crema, porque le gusta ponerle mucha crema a sus tacos, los aderezó generosamente.

El siguiente destino fue la Peña de Bernal. Y como la falta de entusiasmo no les aqueja a los 4 aventureros, la meta fue subir la roca hasta donde es humanamente posible sin equipo ni entrenamiento especial.

Conforme subían Maela Bretonne, Der Kompater Ponko y Das kompater (Der Konmather Olgui recién salió de una fractura en el pie y no tenía caso arriesgarse), se percataron de algo sorprendente: quien quiere subir lo hace, no importa si lleva zapatillas de tacón, botas vaqueras, vestidos o mini-micro falda.

El trayecto sin duda produce hambre, así que almorzaron sendas gorditas rellenas (chicharrón, papas con chorizo y los sorprendentes camarones con nopales).

La siguiente escala fue en el DF para demostrarle a Maela que no toda la comida mexicana se compone de tortillas, tacos, tamales, gorditas y demás fritangas.

La elección fue El Café Tacuba, enclavado en el centro de la ciudad. El lugar es digno de visitarse, sea para tomar la merienda de café y pan dulce o bien degustar sus famosos "Chiles en nogada" (sólo en temporada) o como en este café un filete Tacuba con su tradicional salsa de tomate verde y queso gratinado.

Hoy, Das Kompater no es un parvulito, ni su vida es perfecta, pero cada que tiene oportunidad se da un tiempo para hacer las 2 cosas que más le gustan: lanzarse a la aventura y comer...

1 comentario:

Olga Cuellar dijo...

Jeeje,, que buen viajecito kompa! y que buenos tamales!