Hace algún tiempo, más de 3 meses, a Das Kompater se le metió la loca idea de recorrer la llamada "ruta de los conventos" en bicicleta.
La "ruta" no es más que un recorrido por los poblados dentro del Estado de Morelos cuyos atractivos principales son las edificaciones conventuales que las diferentes órdenes religiosas construyeron a su paso por la región.
La relevancia de estos sitios recae en su antigüedad, belleza arquitectónica o preponderancia histórica.
Luego de pensarle un rato (3 semanas) Das Kompater decidió convencer al Kompater Zottacko, para que lo acompañara en el recorrido, o al menos lo llevara hasta Tetela del Volcán, punto más alejado de su ruta, el de mayor altitud y por ende, el de mayor dificultad.
El plan era perfecto, con la salvedad de que Zottacko tenía que atender un compromiso familiar-social, que le impedía acompañar a Das Kompater, mas no para llevarlo hasta Tetela del Volcán.
El mero día del recorrido, se levantaron temprano y ataviados, cada cual para la ocasión, montaron la bicicleta de Das Kompater en el auto y partieron hacia las frías tierras de Tetela del Volcán.
Para llegar ahí, Das Kompater que decía tener mayor experiencia en esos rumbos, instruyó a Zottacko dirigirse rumbo a Cuautla.
Una vez que se encontraron en la HHH ciudad de Cuautla, supusieron que debían tomar la desviación a Puebla, dado que el Volcán Popocatepetl es la frontera de los 3 Estados, Morelos, Puebla y Estado de México.
Sin embargo, no previeron… (y Das Kompater no recordó) que sobre la avenida principal hay dos desviaciones, la primera, misma que tomaron, rumbo a Puebla. Y la segunda rumbo a Yecapixtla, Ocuituco y… ¡TETELA DEL VOLCÁN!
El pequeño error, los desvió más de 40 kilómetros de su destino, sin embargo, no les apartó de los hermosos paisajes, llenos de vida, color, cerros pardos, verdes y azules. Hermosos paisajes de la provincia morelense, dignas estampas que bien pudieron aparecer al reverso de una cajita de
cerillos "Clásicos" de Jorge Cázares.
Tras retomar el rumbo y arribar a su destino (casi 1 hora después) desayunaron tacos de pollo y bebidas energéticas, Zottacko canceló su reunión familiar para dedicar su día al encuentro con los pueblos morelenses y sus conventos.
Luego de apreciar la extraña belleza del Convento de Tetela del Volcán, Das Kompater se puso su discreta chamarra verde fluorescente, se persignó como sólo los ateos lo hacen (con desesperada fe ciega y en nombre de un desconocido) y se subió a "La Maja" (Orbea Enol Asphalt, 2007).
Como pocas veces sintió la adrenalina en su cuerpo, el aire helado en su rostro, en sus brazos y piernas. Sintió como pocas veces la fragilidad de su cuerpo ante las circunstancias: la inclinación de la pendiente, las curvas cerradas y el pavimento accidentado de ese primer tramo.
Con el pasar de los kilómetros, le hicieron sentirse cual deportista extremo.
El trayecto entre Tetela del Volcán y Ocuituco no es muy largo, apenas unos 7 kilómetro.
Al llegar a Ocuituco sintió el fluir de la sangre en sus venas.
Con el aliento recuperado, Das Kompater y Zottacko, aparcaron cada quien sus vehículos.
El convento los recibió con un atrio amplio, un camino de piedras y un frío interesante.
Dentro, en el patio, una fuente de "Leones", similar a la que se encuentra en La Alhambra de Granada.
El convento de Ocuituco es el primero que los agustinos fundaron en América en 1533 y frente a él aún se observa la fuente de las Sirenas que, aunque deterioradas siguen enhiestas.
Con algunas fotografías recién tomadas, los "dos amigous" optaron por treparse a sus vehículos y seguir las indicaciones de protección civil, en caso de que el Volcán haga erupción.
Los señalamientos los llevaron a Yecapixtla, poblado famoso por su deliciosa cecina (Carne de res, salada, rebanada en largas sábanas) por su suavidad y grosor, apenas unos minutos en el comal son necesarios para echarse un bocado y así lo hicieron, simulando ser dos turistas indecisos de comprar las viandas.
Cada cual se echó un taco y aceptó comprar 1 kilo de la famosa carne.
Además de probar las nieves de maracuyá y xoconostle, admiraron el extraño hecho de ver un Rosetón gótico, en un convento hasta cierto punto austero, sin ningún otro detalle de ese estilo arquitectónico.
Con las piernas algo entumidas, Das Kompater subió a "La Maja" mientras Zottacko se trepó a su auto, para juntos emprender el viaje de regreso a Cuaunahuac, la ciudad de la eterna primavera.
Con el sol cayéndole a plomo, el viento helado, signo de la cercanía con los volcanes, Das Kompater y Zottacko transitaron la casi interminable recta hacia Cuautla, siendo el siguiente punto de referencia Cocoyoc, sin embargo, el cansancio, el sol y sin duda la pésima condición física de Das Kompater le hizo abortar la misión, tragarse su orgullo y subirse al auto, para volver a Cuernavaca.
A los pocos días, para ser exacto, el 1 de enero de 2009, Das Kompater Volvió a Yecapixtla, a bordo de “La Maja”. Esta vez, el trayecto de iga y vuelta fue de 102 kilómetros, lo que incluyó el ascenso y descenso del famoso “Cañón de Lobos”, lo cuál lo dejó tan cansado, que desde esa fecha no ha vuelto a tocar a “La Maja”.