Recientemente Das Kompater, recibió la visita de Sagia Jarquim, aquella joven oaxaqueña que conoció en 2004, en las frías alturas de Atizapán de Zaragoza.
En aquellos días se forjó una amistad hecha de sinceridad, misticismo y el amor al conocimiento.
Por obvias razones, su visita ameritó un tour singular. La primera parada, la realizaron en el famoso Sanborns de los Azulejos, desde donde pudimos apreciar la hermosa postal del palacio de Bellas Artes, al salir se dirigieron a La Ópera.
Poco antes de llegar, la emoción se notaba en los ojos de Sagia, quien tenía como objetivo la exposición de Ashes & Show que se muestra en el Zócalo del DF, sin embargo, la Ópera no era mala idea.
Así, Das Kompater, Sagia y Rafusun G acudieron al Bar la Ópera, ahí un par de bulls, una michelada y los famosos caracoles al chilpotle para acompañar los tragos fueron el pretexto perfecto para conocer el sitio donde a Doroteo Arango le ganó la emoción, sacó su arma y de puro gusto disparó dentro del salón. Al concluir, fue el momento de las famosas tortas de carnitas y unas aguas de fruta preparadas al instante.
El sabor, la rapidez y la cantidad de años que tienen alimentando a cientos de capitalinos burócratas o turistas extraviados hacen del Espartaco, uno de los sitios que deben ser visitados en cada ocasión que esté en el centro de la ciudad, ahora, si la gula es mucha y el presupuesto escaso, también pueden acudir a las Ramblas o a la Casa del Pavo, donde sin duda se chuparán hasta los dedos del puro gusto.
Ya con algo en la panza (Das Kompater apenas desayunó un par de hot cakes con huevo revuelto, 2 tiras de tocino, 2 rodajas de salchicha, unas rebanadas de melón con toping de queso cottage un juguito de zanahoria y para variarle un tecito), era momento de caminar un poco por las calles de la ciudad, descubrir los lugares que a simple vista pasan inadvertidos...
En la esquina de 5 de mayo y Motolinia, el Zinco Jazz Club los recibió con las puertas abiertas, aunque sin servicio aún, pues apenas pasaban de las 3 de la tarde.
El destino y la "responsabilidad" de Das Kompater los obligó a tomar un taxi para que pudiera hacer un par de menesteres que quedaron pendientes ya que las oficinas a las que iban estaban cerradas. Sin embargo, de paso descubrieron que la mentada exposición de Ashes & Snow requiere 3 ó 4 horas de espera en línea.
No obstante, el destino les sonrió con el descubrimiento fortuito del famoso Hospital de Jesús, sitio histórico que alberga, entre otras cosas, el retrato más fiel del conquistador Hernán Cortés.
Cual exploradores en las inexpugnables indias, el trío de provincianos recorrieron aquellos pasillos del Hospital que hoy día sigue funcionando. Las arcadas, escaleras y los 2 patios los transportaron al siglo XIV.
Pero Das Kompater no sabe de historia, apenas sabe algo de comida y bebida, así que tuvo que recurrir al sabio consejo de su padre para apreciar los detalles de tan magnífica construcción. Como si se tratara de un crimen, la siguiente pista se la dieron vía telefónica. Ahora sus pasos debían dirigirse a la esquina de Pino Suarez y República de Uruguay, donde se ubica el Museo de la Ciudad de México y en su base un monolito tallado por manos ancestrales indígenas.
Una cabeza de Serpiente, probablemente en alusión a Quetzalcóatl la serpiente emplumada que Das Kompater recién vio en el caribe mexicano bajo el nombre de Kukulcán, la misma que retrató en Tlaxcala, personificada como un hombre blanco barbado, según contaba la leyenda. Los ojos penetrantes del monolito se dirigen a la llamada iglesia de Jesús, donde se encuentra sepultado Cortés, el conquistador.
La fusión, la conquista, el mestizaje está en estas calles, la cultura pre-hispánica, la conquista y colonia de 2 culturas; la hispánica y con ella la árabe por los 400 años de ocupación sobre la península ibérica, nuestro recorrido no podía concluir con la muestra de fotoperiodismo, grafitis y postales que se exponen en el museo de la ciudad. Las raíces moriscas de Das Kompater pedían lo dulce, lo amargo, el contraste en la proporción perfecta.
¿Qué más se puede pedir? El día transcurrió entre el arte, la historia la comida.
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